
Continuando a lo expuesto en el artículo anterior sobre las acciones que la oposición debe emprender para garantizar la transparencia de los comicios y albergar esperanzas en las próximas elecciones nacionales, presento la perspectiva de un ciudadano común, distante del dogmatismo de ciertos actores políticos. Si bien estas ideas no son nuevas, la inactividad de los políticos en carrera resulta preocupante, por lo que insistir en ellas una y otra vez podría ser beneficioso para despertar a la oposición de su letargo.
¿En qué cancha se jugarán las próximas elecciones?
Los políticos en carrera para ganar las elecciones nacionales de 2025 están muy preocupados por la guerra sucia entre ellos y por intentar transmitir sus propuestas de salvación, pero olvidan que todo esto puede ser inútil si primero no son conscientes de dónde van a jugar el partido. De qué sirve tener la mejor vestimenta deportiva, el mejor entrenador, la mejor táctica y estrategia, si antes no hemos previsto en qué cancha se jugará el partido. De pronto, la cancha es sumamente inclinada, donde el local jugará todo el partido en la parte superior, impidiendo de esa manera que el contrincante pueda asomarse a su portería. Esa falta de previsión es la que puede llevar al abismo a la oposición.
Recomendación a la oposición: prioricen la transparencia electoral.
Si la oposición quiere aprovechar esta oportunidad histórica, debe dejar de lado las acusaciones entre ellos y las promesas electorales que no podrán cumplir si no aseguran un proceso justo. Su prioridad inmediata debe ser unirse como un solo frente (así sea para este sólo propósito) y exigir tres acciones concretas:
a)Auditoría independiente al padrón electoral: Exijan una revisión exhaustiva del padrón, supervisada por organismos internacionales como la OEA o la Unión Europea (mejor si son ambas), para eliminar irregularidades y garantizar que solo los vivos voten. ¿En qué quedó la auditoría prometida por el TSE?
b)Destitución de los miembros autoprorrogados del TCP: Los cinco magistrados que permanecen ilegalmente en sus cargos deben ser removidos, y su reemplazo debe realizarse mediante un proceso transparente que garantice la independencia judicial (ojalá haya tiempo para ello).
c)Controles electorales en todo el país: Organicen veedores y delegados en cada mesa electoral, desde las ciudades hasta las zonas más remotas, para vigilar el conteo de votos y prevenir manipulaciones. Pero ojo, este control debe ser garantizado efectivamente en las 33.019 mesas (datos 2024), porque sobra imaginar lo difícil que será para la oposición tener control en el Chapare, Achacachi y todas esas regiones, donde dudo que permitan el ingreso de controles electorales de la oposición. Si la oposición piensa que esto será muy fácil, está totalmente equivocada. Por eso debe pedirse garantías efectivas, bajo pena de anularse esas mesas en caso de carecer de controles equilibrados y universales.
Presión para garantizar elecciones democráticas y justas: Sin las condiciones mencionadas, ninguna campaña electoral tendrá éxito. La oposición debe movilizar a la ciudadanía, a todas las instituciones y organizaciones posibles para presionar legítimamente al TSE, al gobierno y a la comunidad internacional para que las elecciones de 2025 sean un ejercicio democrático genuino. Solo así podrán competir en igualdad de condiciones y evitar que el MAS perpetúe su control mediante maniobras antidemocráticas.
Conclusión: El camino hacia el cambio es empinado; Bolivia enfrenta un momento crítico. El MAS, acorralado por sus propios excesos, hará todo lo posible por mantenerse en el poder, sabiendo que una derrota podría significar el fin de su impunidad. La oposición tiene una oportunidad, pero solo si actúa con unidad y estrategia. Garantizar unas elecciones transparentes no es solo un medio para llegar al poder, sino un deber hacia los bolivianos que, tras años de abusos, merecen un proceso electoral que respete su voluntad.
¡El tiempo apremia, y el futuro del país depende de las decisiones que se tomen hoy!