
Cuando arranca la carrera hacia las elecciones nacionales, los precandidatos se lanzan con todo: arman sus campañas, se rodean de simpatizantes (políticos o no), diseñan estrategias, propuestas y todo lo que implica una campaña electoral. Pero luego llega uno de los momentos más complicados: escoger al acompañante, al candidato a vicepresidente. Me imagino que no es tarea fácil. Hay muchos candidatos y candidatas en la mira, y toca evaluar un montón de cualidades que, además, deben alinearse con las competencias que exige la Constitución Política del Estado (CPE) para un vicepresidente.
Encontrar al ideal entre tanta gente debe ser un dolor de cabeza, sobre todo cuando ni siquiera está claro qué es lo que se busca.
A medida que se acerca el plazo para inscribir los binomios, los precandidatos han empezado a presentar a sus compañeros de fórmula. Así lo hicieron Jaime Dunn con Edgar Uriona, Rodrigo Paz con Sebastian Careaga, Samuel Doria Medina con José Luis Lupo y Tuto Quiroga con Juán Pablo Velasco. De todos los candidatos a vicepresidente, el único con trayectoria política conocida es José Luis Lupo. Los demás son tan nuevos que, francamente, son desconocidos en el mundo de la política. Si miramos sus perfiles, la mayoría de los partidos han apostado por gente joven, empresarios y adinerados. Seguro buscan conectar con el electorado joven, que representa más o menos el 60% del padrón electoral. (Tampoco descarto que el factor económico, el “billetito” que puedan aportar, tenga algo que ver).
Quitando a Lupo, que ya tiene experiencia política, creo que los demás, de llegar a la vicepresidencia, serían devorados por las fieras y lobos que rondan el Parlamento. No me imagino a JP Valenzuela o a S. Careaga lidiando con los maleducados y “fieras sueltas” que pululan en el hemiciclo. Tal vez Uriona, con algo de carácter, podría sacar el dedo y plantarse frente a algunos parlamentarios, pero no sé, no es suficiente. Entiendo que todos estos postulantes a la vicepresidencia deben ser personas interesantes, con mucho conocimiento en sus áreas y con potencial para aportar al país. Pero no creo que sea como vicepresidentes. Sus habilidades encajarían mejor en otros roles: un Ministerio de Economía y Finanzas para alguno, o incluso crear un Ministerio o Dirección de Tecnología y Emprendedurismo que se ajuste más a sus perfiles.
Todo esto pasa, creo yo, porque los partidos quieren mostrar lo mejor que tienen para atraer votos. Para evitar estas postulaciones apresuradas y desesperadas, donde intentan meter a sus “estrellas” en puestos que no les quedan, deberían tomar ejemplo del fútbol.
Al inicio de cada temporada, los clubes de fútbol presentan con orgullo a su equipo estelar y a sus nuevas contrataciones. Los partidos políticos deberían hacer lo mismo. Esto hasta podría ayudarles a ganar más votos. Imagínense si los candidatos anunciaran quiénes formarían su gabinete en caso de ganar las elecciones. Así, sus “estrellas” podrían brillar en los puestos que realmente les corresponden, en lugar de forzar a un goleador a jugar de arquero, como está ocurriendo ahora. Los votantes tendríamos una idea más clara del equipo completo de cada candidato, no solo del presidente y vicepresidente, sino también de sus elegidos para los ministerios.
Los partidos se esforzarían por encontrar a las mejores personas, sean profesionales o no, pero con una reputación intachable e incuestionable. Buscarían al mejor jurista para el Ministerio de Justicia, al mejor experto en finanzas para el Ministerio de Economía y Finanzas, al médico más capacitado para el Ministerio de Salud, y así para cada ministerio. Esto obligaría a los partidos a reclutar a los mejores hombres y mujeres para liderar las carteras del Estado. Como votantes, tendríamos un panorama mucho más claro de cómo sería el gobierno de cada candidato, y nuestra decisión en las urnas sería más informada. Además, nos ahorraríamos sorpresas desagradables cuando el presidente electo asume y nombra como ministros a un montón de ineptos sólo porque han puesto billete para la campaña.
Si la política no arma un equipo de primera, seguiremos viendo partidos de segunda. ¡Que fichen cracks de verdad y nos den un gobierno que meta goles!