Cuando una mala gestión económica provoca crisis importantes, la ciudadanía suele perder la fe en los gobernantes y en el sistema político en general, lo que determina un retroceso democrático y un declive de la confianza política y la insatisfacción con la democracia y sus actores, ello explicaría la erosión del apoyo al proyecto político del MAS y en cambio a favor de una nueva alternativa. El debate se centra en la importancia de asumir acciones de gobernanza y gobernabilidad que den legitimidad y estabilidad a la democracia. Enfrentar y asumir acciones reales a problemas reales es crucial para reconstruir el contrato social y, por ende, el apoyo al nuevo proyecto además de prevenir retrocesos democráticos de representación.

La mayoría ha de coincidir de cómo la democracia se ha erosionado desde dentro, es decir, del desmantelamiento gradual de las instituciones democráticas para volcarse contra la propia democracia. De allí la demanda del cambio y del desempeño de nuevos políticos; la percepción de que la democracia no estaba dando resultados impulsó la demanda popular de una nueva oferta política y gobernantes que ofrezcan mejores resultados. El ascenso de Paz señala una dicotomía, es a la vez, una ruptura y una continuación: El fin a la era del MAS, pero también de que cualquier nuevo gobierno debe trabajar dentro del contexto del ascenso político indígena y dentro de una transformación social. Dos décadas de activismo y gobernanza capacitaron a una generación de organizaciones indígenas, burócratas e impulsaron cientos de nuevas organizaciones sociales prebéndales, cultivaron una nueva burguesía empresarial en las ciudades fomentando acumulación de riqueza. Estos avances han sentado bases sólidas en estos sectores para participar en política y que pueden perdurar como un conjunto multifacético. De allí la disputa de la actual Central Obrera Boliviana contra el nuevo decreto económico, pero que en realidad está luchando por su subsistencia dentro el escenario político, corre el riesgo de entrar en un limbo existencial.
Bolivia enfrenta una severa recesión macroeconómica marcada por una economía en contracción y una inflación anual que supera el 20 por ciento. Los desequilibrios fiscales crónicos y la escasez de divisas intensifican la presión mientras que los precios de los productos nacionales e importados se han disparado. El 15 de octubre, el INE informó que la economía se contrajo un 2,4 por ciento durante el primer semestre de 2025, la peor contracción de este tipo desde la década de 1980. El nuevo presidente se enfrenta al enorme reto de sacar al país de una crisis financiera que lleva germinándose más de una década. La producción y los ingresos del gas natural comenzaron a disminuir en 2014, pero las administraciones del MAS postergaron decisiones fiscales difíciles hasta que las reservas internacionales se agotaron en 2024. La ciudadanía atribuye ampliamente la crisis económica al gobierno del MAS y a sus decisiones políticas. La producción de gas, pilar en nuestra economía, fue menguando, pero los gobiernos del MAS subvencionaron los costos del combustible, mantuvieron el boliviano vinculado al dólar estadounidense desde 2011 y por lo tanto acumularon grandes déficits fiscales.
Una ilustración refleja de que los votantes de El Alto, molestos por la crisis económica, apoyaron a Rodrigo Paz en primera vuelta frente a los candidatos del MAS. Repitieron en segunda vuelta y contribuyeron en su elección. No es un dato menor que mantener este apoyo será un desafío, ya que los votantes de El Alto se oponen en gran medida a las medidas de austeridad que el presidente está imponiendo, a pesar de sus promesas de campaña en sentido contrario. El eclipse viene de la cuota parte de su compañero de fórmula del Partido Demócrata Cristiano, Edman Lara. Un ex policía con una debilidad por las redes sociales, que se describe como un outsider político y un activista contra la corrupción, en especial la policial y que no hasta hoy no ha aportado nada. No ha pasado desapercibido de que, en Bolivia, la mayoría de los votantes del PDC (qué no sé de donde aparecieron) apoyan a Lara, pero que no están seguros de quién es Rodrigo Paz.
Las décadas de crisis en Bolivia no tiene salidas fáciles. Pese a promesas de campaña, el gobierno está implementando medidas necesarias y duras para reducir el gasto estatal y público. Como estas medidas afectan a comunidades y organizaciones que anteriormente se han beneficiado del aumento del gasto público, la respuesta son protestas masivas. La gobernanza, tanto dentro de las instituciones como en la calle, es un desafío crucial para el gobierno. El nuevo Congreso es pluralista y fragmentado, no tiene mayorías sólidas, no garantizan gobernabilidad o reformas económicas populares, allí el MAS no tiene presencia significativa, pero conserva la capacidad de movilizar a un número de personas en muchas partes del país. Este partido, junto con otras organizaciones, son los que alientan la protesta en las calles. El gobierno está trabajando para forjar alianzas con las organizaciones representativas si quiere tener equilibrio social para gobernar. El gobierno de Rodrigo Paz tiene aliados en la sociedad civil, especialmente en el empresariado, mientras formaliza una política para contener la disidencia, es crucial para implementar el nuevo modelo, político, económico y social para el país.
