JAIME VEIZAGA A DOS MESES DE ENTREGAR TERRAPUERTO: “HE ESCUCHADO DE TODO, PERO NO ME AMILANO”

Cochabamba, 3 de diciembre de 2025.- El empresario se confesó en El Avispero: reivindicó la compra de la antigua terminal, habló de apoyo y críticas, recordó su origen humilde y anunció nuevos sueños para Cochabamba.

A dos meses de entregar Terrapuerto —la que será, según sus palabras, “la terminal de buses más moderna y tecnológica de Latinoamérica”— el empresario Jaime Veizaga abrió su historia, sus batallas y sus sueños en una extensa entrevista con El Avispero. Lo hizo con orgullo, pero también con la serenidad de quien asegura haber resistido décadas de cuestionamientos.

“En enero de 2026 vamos a entrar al aeropuerto; esta terminal será un referente para toda la región”, afirmó con satisfacción, en referencia al inicio de operaciones internas y a la conexión directa con transporte aéreo, ferroviario y terrestre.

LA COMPRA DE LA TERMINAL, LICITACIÓN, DECRETO Y RESPUESTA A LAS CRÍTICAS

Frente a las voces que insisten en que la antigua terminal era un predio estatal, Veizaga respondió mostrando documentos: recortes de prensa de los años 90 y el decreto supremo que permitió la privatización.

“He escuchado cada cosa. Que de dónde los Veizaga tienen plata. Lo que hicimos fue atrevernos en los 90 a presentarnos a la licitación para privatizar la terminal de buses. Pagamos 3.4 millones de dólares con esfuerzo, con créditos y asociándonos con el sindicato de minibuses. Hoy eso equivale a 30 millones”, recordó.

DE COCHABAMBA AL MUNDO: ELOGIOS, SOCIOS Y PROPUESTAS

Aunque admite críticas, no duda en subrayar que también recibe reconocimiento internacional.
“Mientras algunos nos cuestionan, hay gente de Bélgica que me llama, hay propuestas de Santa Cruz para hacer una terminal igual, proveedores chinos que quieren asociarse. Están muy satisfechos con el diseño y la funcionalidad de Terrapuerto.”

Anunció que la zona del Barrancho vive una transformación sin precedentes: la plusvalía pasó de 20 a 400 dólares el metro cuadrado, y ya hay inversionistas del país y del exterior buscando instalar hoteles, centros comerciales y negocios complementarios.

SU INFANCIA, SU ESFUERZO Y SU LEGADO

Uno de los momentos más emotivos de la entrevista fue cuando Veizaga contó su historia personal.
Nacido en Totora, de familia humilde, recordó:
• “Hablo quechua perfectamente.”
• “A los 13 años llegué a Cochabamba; estudié en el Colegio Sucre, donde fui presidente de curso.”
• “En la universidad estudiaba y trabajaba de todo para sostenerme.”
• “Me casé a los 20 años; ya voy a cumplir 45 años de matrimonio.”
“Yo no necesito un apellido de abolengo para invertir o para hacer cosas. Yo vengo de la carencia, del esfuerzo. Y quiero dejar un legado social para Cochabamba.”

“SI TIENEN ALGO, QUE LO DENUNCIEN EN FISCALÍA”

Consultado sobre las denuncias y descalificaciones en redes sociales, fue directo:
“Escucho de todo, pero no me amilano. Si alguien tiene algo, que denuncie en la Fiscalía. No tienen nada. Hemos hecho todo en el marco de la ley.”

EL PROYECTO CONSOLIDADO Y LA VISIÓN DE CIUDAD

Veizaga destacó que Terrapuerto es un proyecto consolidado, con una integración única:“Se encuentra con el tren metropolitano y con el aeropuerto. Esto nunca antes se había dado en Bolivia.”

Recordó también una anécdota de Santa Cruz:“El alcalde de La Guardia me recibió con todo su equipo técnico. Me dijo: ‘¿Usted ha venido a invertir? ¿Qué necesita?’ Y ordenó que me faciliten todo. Porque entendía que yo llevaba empleo y desarrollo. En Cochabamba, en cambio, muchas veces ocurre lo contrario: se obstaculiza.”

LOS SUEÑOS QUE VIENEN

Veizaga planteó una visión para Cochabamba como ciudad universitaria, tecnológica, turística, de servicios y comercio.
Y anunció que, tras entregar Terrapuerto, formará una fundación para apoyar a niños y causas sociales, en línea con su participación histórica en campañas solidarias como Telemaratón.
“Mi sueño siempre fue trabajar y dejar un legado para Cochabamba. Creo que hemos roto el maleficio.”

LA HISTORIA DE LA COMPRA DE LA TERMINAL DE BUSES

A mediados de los años 90 ante la situación de las empresas estatales, el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, Bolivia desarrolló políticas de Capitalización y Privatización. Paralelamente, Cochabamba impulsaba otro proyecto prioritario: la construcción del nuevo Hospital Viedma, cuya infraestructura antigua estaba colapsada y requería una fuerte inversión que el Estado no podía cubrir con fondos ordinarios.

Entonces CORDECO decidió que los recursos provenientes de la venta de la Terminal se destinarían parcialmente al financiamiento del Hospital Viedma, estimado en más de 9,4 millones de dólares, de los cuales 2,5 millones serían cubiertos por la privatizaciónl de la Terminal. El resto provendría de fondos españoles, ingleses y aportes departamentales.

Se realizaron dos convocatorias para la licitación. En la segunda, la Terminal fue adjudicada a María Antonieta Zambrana Nogales por 3,423,500 dólares. El proceso quedo formalizado mediante el Decreto Supremo 24230 de febrero de 1996. La transferencia se concretó en mayo de ese mismo año a la sociedad conformada por DIPROMAC y el Sindicato de Ómnibus que obtuvo el 33% del paquete accionario.

Los 3,4 millones de dólares se destinaron mayoritariamente a proyectos de infraestructura económica y social. En particular, 2,5 millones se asignaron a la construcción del nuevo Hospital Viedma, cuyo financiamiento fue ratificado por CORDECO. Con esta garantía económica, se lanzaron las licitaciones de obras en 1994 y se aseguró el avance del proyecto, catalogado como de urgencia nacional.

La privatización de la Terminal representó un hecho excepcional dentro de la política de la época, ya que los nuevos propietarios fueron capitales privados y nacionales, no extranjeros. Este punto fue considerado un logro local. Para el directorio liderado por Jaime Veizaga, la compra marcó el inicio de un proyecto de largo plazo que, años después, desembocaría en la visión del Terrapuerto Bolivia S.A., concebido como un centro moderno de transporte multimodal.

Veizaga aseguró que su intención siempre fue romper el “maleficio” que, según él, persigue a los cochabambinos: “Ese mito de que no podemos hacer proyectos grandes o que tenemos que irnos a otro lado para lograrlo.”

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