
El día domingo 13 de julio de 2025, la RED UNITEL dio a conocer los resultados de las encuestas encargadas a la empresa IPSOS CIESMORI. Los números de los cinco primeros candidatos son los siguientes: Samuel Doria Medina 18,7%, Tuto Quiroga Ramirez. 18,1%, Andrónico Rodríguez 11,8%, Manfred Reyes Villa 8,2% y Rodrigo Paz 3,2%.
Lo lógico sería esperar que, a medida que se acercan las elecciones, los candidatos con mayor preferencia suban en porcentaje, pero en el presente caso ocurre a la inversa. La mayoría ¡ha bajado! a excepción de Tuto. Si nos fijamos en la anterior encuesta, la que presentó la RED UNO el 29 de junio, las diferencias son preocupantes: Samuel Doria Medina estaba en 19,6% (RED UNO) y ahora en 18,7% (UNITEL), ¡una baja de 0.9%! Tuto Quiroga Ramírez, el único que sube, pasa de 16,6% (RED UNO) a 18,1% (UNITEL), un incremento de 1.5%. Andrónico Rodríguez cae de 13,7% (RED UNO) a 11,8% (UNITEL) baja 1.9%. Manfred Reyes Villa baja de 8,8% (RED UNO) a 8,2% (UNITEL) disminuye 0.6%. Y Rodrigo Paz, desciende de 6,4% (RED UNO) a 3,2% (UNITEL) cae 3.2%. De todos, el único que puso un pie adelante fue Tuto Quiroga.
Estamos a tan solo 33 días de las elecciones nacionales y ¡ningún candidato puede alcanzar el 20%! Es cierto que, como en ninguna otra elección, el representante del masismo, Andrónico Rodríguez, aparece en un tercer lugar, y eso podría darnos un halo de esperanza de que esta vez la oposición sí le gane. Sin embargo, en lo personal, yo aún no daría por muerto al MAS. La cantidad de votos entre indecisos, blancos y nulos sigue siendo altísima. Me preocupa mucho que en el panel de UNITEL, dos periodistas muy reconocidos por su amplia trayectoria en análisis político, hayan afirmado que el balotaje será entre Samuel y Tuto. Los resultados de esta última encuesta no son alentadores, más allá de que Andrónico Rodríguez haya bajado. El MAS es un contendiente que no juega con las armas más nobles, nunca da puntada sin hilo, su gente está muy bien asesorada. ¡Cuidado! El Tribunal Supremo Electoral ha logrado generar confianza en la población, el mismo camino intentan los autoprorrogados que, con un par de fallos, dieron la impresión de que ahora sí garantizan las elecciones y que son imparciales (por algo están como autoprorrogados). Evo y los masistas se están jugando la vida, y Evo no está dispuesto a soltar el poder tan fácilmente, por más que él no sea el candidato. Sobre su candidatura, Evo ya está resignado, sabe que no puede ir, pero buscará cabalgar en el próximo gobierno y eso, para él, es únicamente a través de Andrónico. ¿Cómo puede el apoyo decidido de los seguidores de Evo mover los números a favor de Andrónico? Esa es la gran pregunta. A ello, sumemos la gran posibilidad de fraude. No olvidemos que existe el antecedente de 2019, generando una gran convulsión en el país que llevó a la renuncia del propio Evo Morales y a la determinación de la OEA de que sí existieron irregularidades. Pensar que no podría suceder de nuevo sería ingenuo. Otro ejemplo, lo sucedido en Venezuela, Maduro perdió aprox. con el 70%, pero ahí está, continúa de presidente. Ningún candidato ha tenido la iniciativa de auditar el padrón electoral, como lo manifestó el mismo Vocal Gustavo Ávila. Así que, todo parece indicar que para Samuel, Tuto y los demás, todo es «una taza de leche» y que el fraude es lo último que podría pasar. ¡Ojo!
Si seguimos pensando que la segunda vuelta será sí o sí entre Samuel y Tuto, y encima les metemos eso en la cabeza con nuestros comentarios, ¿cómo vamos a lograr que uno de ellos se baje? ¿Y por qué lo harían si están tan seguros de ir a una segunda vuelta entre ellos? Creo que esa postura, en un momento tan crucial como estas elecciones –donde el masismo tiene la crisis económica en su contra, que para mí es lo más relevante–, es una gran irresponsabilidad. Que los candidatos de oposición pretendan jugar a la ruleta rusa con el interés nacional es inaceptable. La suma de votos de indecisos, nulos y blancos sigue siendo muy alta, ¡alcanza el 32%! Llama la atención que este número haya subido con relación a la primera encuesta de UNITEL, que era del 27%. Es decir, ha subido un 5%, cuando lo lógico sería que los indecisos, blancos y nulos fueran bajando a medida que nos acercamos a la fecha de las elecciones.
Por los datos anteriores, lo que más me llama la atención es que, a 33 días de las elecciones nacionales, ninguno de los candidatos de oposición que ocupan los primeros lugares (Samuel ni Tuto) logra conquistar al electorado. Más bien, ¡han disminuido! Siendo Tuto el único que ha subido algo respecto a la anterior encuesta de la RED UNO.
El porcentaje de los dos primeros (Samuel y Tuto), que apenas alcanzan el 18,7% y el 18,1%, es ¡alarmantemente bajo! Me imagino que ambos candidatos deben estar muy preocupados, y si no lo están, ¡deberían estarlo! Llevan en campaña aproximadamente 7 meses y apenas alcanzan el 18%. ¡Decepcionante! Políticos que están en carrera presidencial desde hace varias décadas, uno supondría que tienen una vasta experiencia y una mejor lectura de lo que quiere el electorado, pero, al parecer, no es así. Seguro que si dentro de ese paupérrimo 18% preguntáramos a los votantes, muchos de ellos apoyan sin una verdadera convicción.
Quedan escasos 33 días para las elecciones. No sé qué harán, pero ¡tienen que apretar el acelerador! Deben mejorar sus ofertas, dar mayor esperanza, ilusionar y encantar al electorado. Porque, de seguir así, ¡TODO PUEDE PASAR! Su competencia, más allá de lo que reflejan los números, no es cualquier cosa. Solo recordar lo que ya mencioné en un artículo anterior: en las elecciones de 2020, ocho días antes de los comicios, Luis Arce, según la encuesta de la RED UNO, tenía el 34% de intención de votos. Sin embargo, ganó con el 55%, ¡incrementó rápida y «mágicamente» un 21%! El MAS es capaz de estas cosas «milagrosas», ¡no hay que olvidar aquello!
La esperanza de cambiar de régimen está ahí, aunque no tan consolidada como uno quisiera. Pero está ahí. Dependerá de los políticos en carrera ver hasta dónde llega su amor por Bolivia, y cuáles son los límites de sus ambiciones y egoísmos para poder consolidar un pacto, ser responsables con lo que hacen y sacarnos de este socialismo apocalíptico.