CONTEXTOS QUE SE REPITEN, LECCIONES QUE NO APRENDEMOS


En poco más de dos meses tendremos que ir a las urnas. Pese a la incertidumbre, queremos confiar que nada sucederá para impedirlo, aunque estamos conscientes que Bolivia no siempre ha sido un país de certezas ni de claridades. Nuestro pasado nos delata, pero nunca nos ha servido para nada más que, y no para todos, el recuerdo.

Con una crisis económica latente, con filas kilométricas en surtidores, con fuego cruzado de un partido político que marcó los últimos 20 años y con el síndrome de ovejas tan enraizado en la sociedad, no pude menos que pensar en los años 80 y la famosa frase “Bolivia se nos muere”.
No es fatalismo, si bien Bolivia hoy no se nos está muriendo, se siente en terapia intensiva… Y hay similitudes que, si amas este país, no hacen más que doler.
Allá en los malaventurados 80 el país que no terminaba de entenderse, que había superado las dictaduras con hondas cicatrices y con la disputa de dos hombres de saberes políticos que habían formado hasta entonces el proyecto político más importante, los dos rostros más importantes del MNR, se estaba por escribir nuevamente otra histórica página.
La Bolivia de 1982 y la Bolivia que hoy habitamos se parece más de lo que quisiéramos.
En aquellos años, el dólar se disparó de 20 hasta 50 Bs., la inflación se convirtió en hiperinflación llegando a un 124%, los productos de la canasta familiar subieron 600 veces más y el desabastecimiento se sintió fuertemente en mercados y tiendas zonales. Reportes de la época dan cuenta que el país empezó a decrecer, las protestas se apoderaron de las calles y siendo cada vez más agresivas, se tornaron incontrolables, las carreteras fueron tomadas; y aunque la razón de las movilizaciones tenía como premisa la crisis económica, como todo en nuestra Bolivia, lo político también tenía mucho que ver.
Si bien Siles Suazo había ganado a Víctor Paz Estenssoro en las presidenciales, el congreso, altamente dividido, impidió que exista gobernabilidad y las organizaciones sociales no fueron ajenas a este divisionismo. Filemón Escobar, entonces dirigente de la de la COB, años más tarde aceptó que fue un error haber buscado la solución en las calles.
Sí, estos datos resuenan fuertemente porque pareciera que estoy no retratando una realidad pasada, pero así estábamos y así estamos hoy.
Dato guiño, incluso en aquellos años sucedió un intento de golpe de estado, Hernán Siles Suazo fue sacado por la fuerza de su casa una noche de junio mientras dormía. Relato un tanto distinto a lo que, aseguran, sucedió en la plaza murillo el 26 de junio. Lo cierto es que en ambos discursos se habla de un intento de tomar el gobierno por la fuerza, un intento de golpe de estado.
Retomando el tema, la crisis que ahora atravesamos no es desconocida, muchas de sus consecuencias todavía se sienten, todavía se sufren. De ahí surge la necesidad de revisar el pasado para entender el presente y enfrentar el futuro. Siles Suazo acortó su mandato para darle paso a Estenssoro, pero entonces al parecer se tenían muy presentes las heridas de la dictadura. Hoy preocupa que surjan voces exigiendo la renuncia del Pdte. Arce en medio de una convulsión que podría derivar en una crisis aún más profunda que la del 2019.
A tan poco de las elecciones considero que convendría mejor enfocar todo nuestro razonamiento en conocer las propuestas de los candidatos en carrera electoral, buscar en sus propuestas la mejor alternativa para salir de esta crisis. Por lo que muestran los distintos candidatos no habrá unión, habrá que unirnos los bolivianos y las bolivianas. Y esa unión tiene que basarse en un pensamiento profundo, despojarse de emociones que ha sido siempre el motivador de los sufragadores, y es que, si no decidimos en las urnas desde la razón, mañana podríamos estar haciéndolo desde el arrepentimiento.

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