Matilde Jiménez Medrano padeció una de las agonías y de las muertes más dolorosas que existen en el mundo. Vitalio Pacheco Mamani, el hombre con el que se casó por amor, y al que le dio dos hijas, le arrojó con ácido sulfúrico al rostro quemándole la piel y el tracto digestivo por dentro. Un año y siete meses después de este feminicidio, el Tribunal de Sentencia 1 de Cochabamba condenó al autor a 30 años de cárcel en El Abra.
La abogada del Observatorio de Justicia de la Fundación Voces Libres Mercedes Cortez recordó que el mortal ataque ocurrió el 25 de febrero en el barrio Minero San Juan, zona sur de Cochabamba. Matilde, de 30 años, se enteró de una infidelidad de su esposo, Vitalio Pacheco, un chofer de una línea de transporte que va al Trópico.
La mujer le reclamó por su deslealtad. Él, en respuesta, tomó un vaso al que había servido ácido y se lo arrojó a la cara cuando ella gritaba, quemándole la piel del rostro, de la nariz para abajo, además del cuello y el pecho. Una parte del líquido corrosivo fue ingerido por Matilde mientras gritaba de dolor, provocándole gravísimas lesiones internas.
Matilde fue auxiliada en primera instancia a la clínica Omexfam. El médico intensivista Leonardo Durán, quien la examinó, certificó que la paciente ingresó “con dificultad respiratoria, tos, flemas y dificultad para tragar debido a una ingestión forzada de líquido cáustico indeterminado por parte de su cónyuge. Tiene un severo edema en el labio superior e inferior, lengua saburral (papilas elevadas e inflamadas), flemas espumosas, faringe, carrillos inflamados, piel acartonada oscura en ambas mejillas, en el mentón, cuello y pecho, con frecuencia cardíaca alta. Requiere internación en hospital de tercer nivel urgente por riesgo vital”.
Con este diagnóstico, el área de Salud de la Fundación Voces Libres gestionó su traslado en una ambulancia al hospital Viedma. Allí permaneció desde febrero hasta fines de marzo, cuando la víctima pidió alta solicitada, pues su padecimiento no mitigaba y le comunicaron que tenían que operarla para ponerle un tubo que permitiera su alimentación, ya que ella no podía comer por las lesiones causadas. Matilde se deprimió mucho y solamente quería estar con sus hijas de 12 y 13 años, por lo que la llevaron a Punata con ellas.
Sin embargo, el deterioro de su cuerpo ya estaba avanzado y le faltaba la respiración, tenía fiebre, no controlaba sus esfínteres y usaba pañales. Su familia la trasladó de nuevo al hospital Viedma, donde finalmente Matilde perdió la vida el 3 de abril de 2023.
Mercedes Cortez dijo que el juicio duró más de dos meses y que ayer se llegó a la etapa de la judicialización de pruebas y de alegatos finales. “Se ha demostrado que la misma víctima identificó a Vitalio Pacheco como el hombre que la atacó con ácido. Cuando ella aún podía hablar relató lo ocurrido ante el médico que la atendió y el forense. En el juicio se evidenció que el acusado tenía salpicaduras del ácido en su ropa”, describió.
Entre las pruebas colectadas y presentadas estaba el vaso en el que se halló el corrosivo que una bioquímica analizó y que comprobó que se trataba de ácido sulfúrico. El vaso tenía poca cantidad del líquido, pero también se halló un galón con el mismo ácido que estaba escondido en una bolsa negra.
El ácido sulfúrico es una sustancia controlada por la Ley 1008 que se usa en la fabricación de baterías, pero cuya autorización de portación solo tienen los fabricantes y se desconoce cómo llegó a manos del chofer. La bioquímica dijo que basta una sola gota ingerida de este ácido para corroer tejidos, músculos y otros. No existe una cirugía para revertir el daño, solo se puede neutralizar el avance del ácido. En el caso de Matilde ya era imposible.
Una de las niñas le dijo a la Policía que vio a su padre sacar un líquido de la parte trasera del trufi y una de las tías que está a cargo de las hijas de Matilde, relató que su papá el pidió un vaso vacío, por lo que se cree que fue un feminicidio premeditado. Sin embargo, su defensa dijo que Vitalio tuvo la intención de dañar a Matilde, pero no de matarla.
Entre las pruebas también estaba el corpiño de Matilde, deshecho por él ácido. Los peritos forenses explicaron en el juicio que, la larga agonía de Matilde, de 41 días, fue muy dolorosa. Ella no podía tragar comida licuada ni agua. Era alimentada con sueros nutritivos y su muerte era cuestión de tiempo pues, por las gravísimas lesiones sufridas, estaba expuesta a deshidrataciones que causan fallas multiorgánicas y el daño era irreversible.
Después de analizar todas las pruebas testificales, documentales y periciales, el Tribunal de Sentencia 1 condenó a Vitalio Pacheco Mamani a 30 años de cárcel, sin derecho a indulto, en El Abra. Además, deberá pagar la asistencia familiar para la manutención de sus hijas, pero se le prohibió comunicarse, intimidar o interferir en el ejercicio de la guarda, crianza y educación de las menores. También deberá pagar costas y resarcir los daños civiles a favor del
Estado, a instancia de la víctima o del Ministerio Público.